España no tiene cultura de la rehabilitación y, por ello, en las comunidades de vecinos cuesta tanto, por norma general, llegar a un acuerdo para aprobar una obra, incluso cuando son necesarias y no pueden retrasarse más. Los procesos, por lo tanto, se alargan por falta de conocimiento y confianza.
Si recurrimos a los últimos datos de fuentes estatales, observamos como 4 de cada 5 hogares españoles presentan ineficiencias energéticas de algún grado ¿La consecuencia? Un consumo de energía más alto y graves problemas medioambientales.
Ante esta situación, el principal aliado hasta ahora eran los llamados Fondos Next Generation de la Unión Europea, aunque con una creciente tendencia estamos viendo que las Comunidades Autónomas están cerrando sus procesos de convocatoria. Esto, debido a que muchas de ellas constatan que ya han entregado el 100% de los fondos que les corresponden. Por otro lado, existe la percepción a nivel de las empresas que gestionan la solicitud de las ayudas que los fondos no están llegando a la ejecución, habiendo muchas comunidades de vecinos que esperan, desde hace meses, las ayudas europeas para mejorar la eficiencia energética de sus hogares.
Una situación complicada, ya que se estima que con esta ayuda se pueda llegar a reducir un 30% el consumo de energía no renovable, un 7% la demanda de calefacción y refrigeración, y hasta 650.000 toneladas de emisiones de CO2 al año.
Diversos estudios cifran en 95 euros mensuales el ahorro en facturas de energía para aquellas familias que realicen reformas integrales, por ejemplo. Entre la variedad de trabajos posibles a realizar se encuentran la mejora del aislamiento térmico, la renovación de puertas, ventanas o la instalación de sistemas de calefacción eficientes y la implementación progresiva de alternativas de energía renovable.
El propio Ejecutivo calcula que hay 1,2 millones de viviendas que deben rehabilitarse antes de 2030, cifra que debería multiplicarse hasta los 7 millones para 2050.
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