En algunas ocasiones las
promotoras no siempre ofrecen lo que prometen. Como consecuencia, el Tribunal
Supremo ha fallado a favor de una decena de propietarios en contra de una
promotora, que vendió unos inmuebles con elementos de una calidad inferior a la
prometida.
Hace más de veinte años, varias
familias españolas compraron inmuebles de segunda mano a dos promotoras que, al
parecer, no cumplieron con lo establecido.
Se trata de una promoción de
viviendas situada en Las Palmas de Gran Canaria, cuyos armarios y puertas eran
de una calidad inferior a la ofertada al inicio. Sus propietarios lo reclamaron
a las promotoras en cuestión (Realia y Acciona), que deberán indemnizarlos o
bien cambiar los elementos ya mencionados por unos nuevos, cuya calidad sea la
que prometió en su momento.
La sentencia también aplica a
las familias que, en vez de a la promotora, adquirieron sus inmuebles a través
de un tercero; en este caso también tienen derecho a reclamar a las promotoras,
que son según el Tribunal Supremo quienes no cumplieron con lo pactado.
Así, el Supremo afirma que
dichas promotoras “incumplieron manifiestamente el compromiso adquirido en
virtud de la Memoria de Calidades”, que tiene que ser respetada por ley al pie
de la letra.
Mediante esta resolución el
Supremo condena a las dos promotoras a pagar 16.045 euros por vivienda tipo
duplex, 9.666 euros por vivienda de dos habitaciones y 4.497 euros por vivienda
de una habitación, siempre que los propietarios opten por sustituir los
elementos y los restituyan a las empresas.
En caso de no optar por esta
posibilidad, las promotoras deberán abonar 6.099 euros por vivienda tipo
duplex, 1.736 euros por cada piso de dos habitaciones y 705 euros por los de
una habitación.
Esta resolución sin precedentes, que permite a los compradores reclamar a
una promotora los daños, desperfectos y mejoras en sus viviendas, siempre que
no se correspondan con lo pactado inicialmente, abre un nuevo paradigma. Y es
que no sólo los propietarios podrán exigir lo que les corresponde, sino que las
promotoras deberán tener más cuidado con lo que prometen.